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🌿 Un Pedacito de Montaña: Cómo decorar con plantas y texturas naturales para conectar con tu espacio


UN PEDACITO DE MONTAÑA
UN PEDACITO DE MONTAÑA

Hace poco tuvimos la oportunidad de volver a la cabaña donde el Keko pasaba los veranos de su infancia y la disfrutamos muchísimo. Pudimos desconectarnos al 100 del trajín de la vida diaria y estar presentes: en la naturaleza, en el silencio, en nosotros mismos. Estar ahí fue como recordarle al cuerpo que no todo tiene que ser prisa, que también existe el descanso real.


En medio de ese entorno tan vivo, me cayó el veinte: las plantas siempre han estado presentes en mi vida, acompañándome en cada etapa. A veces frágiles, otras salvajes. A veces sobreviviendo con lo mínimo, y de pronto, floreciendo sin avisar.

Recordé la casa de mi abuela, con sus helechos gigantes, jardineras desbordadas y esos muros cubiertos de monedita que enmarcaban toda la fachada como un abrazo vegetal. Más adelante, iniciando mis primeros hogares, llegaron plantitas a casa: no duraban ni una semana, pero igual lo volvía a intentar, como quien busca el amor sin garantías, con más ilusión que certeza.

Pero fue en los momentos más oscuros —cuando el caos del trabajo, la maternidad, el cansancio o el dolor emocional se sentaban conmigo en el sillón— cuando empecé a notar algo: cuando cuidaba una planta, también me estaba cuidando a mí. Y eso cambió todo. Pensé: cómo decorar con plantas y texturas naturales, sin perder la estética que estoy buscando y fue cuando empecé a coleccionar monsteras deliciosas, peperomias, panduratas, alocasias... algunas vivieron, otras no, pero con todas aprendí.

Y sí, lo digo con todo el amor: en mi casa no nos gustan las plantas artificiales. No se trata de que “se vean bonitas”, se trata de lo que representan. Las reales crecen, se mueven, respiran, cambian contigo. Te exigen presencia y cuidado, y eso —aunque a veces incomode— es lo que más nos conecta.


🌲 Cómo decorar con plantas y texturas naturales

No necesitas una cabaña en el bosque (aunque ojalá) para sentirte enraizada. Aquí te van mis tips favoritos para crear un refugio lleno de calma, inspirado en la montaña:

1. Elige plantas con presencia

Que llenen el espacio y te abracen. Las más fieles:

  • Monstera Deliciosa: símbolo de fuerza y expansión.

  • Ficus Lyrata: elegante y exigente, pero muy poderosa.

  • Helechos y plantas de follaje: dan ese toque de humedad y frescura de bosque.

Tip extra: no necesitas tener mil. Con tres bien cuidadas y bien ubicadas, puedes transformar una habitación.

2. La madera: tu aliada silenciosa

Un mueble en madera sólida (de preferencia nacional), aunque sea pequeño, transforma tu espacio. No tiene que ser nueva ni perfecta. La madera viva se siente, se huele, se conecta contigo.

¿No tienes presupuesto? Una tablita reciclada, una repisa hecha en casa o una base para plantas ya cambia la energía del cuarto.

3. Texturas que te hablen

Busca textiles que puedas tocar y te hagan suspirar:

  • Algodón, lino, manta cruda, yute.

  • Evita lo sintético o plastificado.

  • Alfombras de fibras naturales, cojines suaves, cortinas que se muevan con el viento.

Las texturas nos enraízan a través de los sentidos.

4. Aromas de montaña

Sí, las plantas huelen. Pero también puedes agregar:

  • Ramas secas de eucalipto colgadas en la regadera.

  • Un difusor con aceite esencial de pino, romero o lavanda.

  • Una varita de palo santo que enciendes al final del día como pequeño ritual de limpieza emocional.


🌾 Al final, todos estamos echando raíces donde podemos

A veces pienso que soy como mi monstera: sobrevivo con poca luz, pero cuando me dan espacio y cuidado, saco hojas nuevas sin pedir permiso. Hablar de esto no es sólo para que tu casa se vea bonita (que también), sino porque crear un refugio que se parezca a ti puede ser una forma de salvarte todos los días, sin que nadie lo note.

Mis plantas me han acompañado en las mudanzas, en las rupturas, en los reinicios, en las crisis. Han escuchado conversaciones que ni mis terapeutas. Y cuando por fin una da flor, después de meses, es como si el universo me dijera: “sí, todo esto está valiendo la pena.”


Así que si sientes que algo en ti también quiere florecer, empieza por tu espacio. Pon una planta. Elige una textura. Haz que tu casa te abrace.

Y si necesitas ayuda para crear un refugio que se parezca a ti, escríbenos. En PURPURA diseñamos hogares con alma.

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